Escribir es algo más que amontonar letras, buscando un sentido literal en una forma poetica, ni redactar cada detalle de un grandioso mundo que nos rodea.
Escribir es el respirar profundamente, observando como las palabras envuelven tu cabeza en forma de espiral, es sentarse en un sofá frente a un folio y darte cuenta de que el espacio deja de existir convirtiendose en un escenario de poesía donde las palabras caen en forma de lluvia, haciendo florecer arboles de ideas, de donde nacen el fruto de mil historias, que caen al suelo transformandose en flores.
Empecé a escribir con 9 años, mis inicios de Poesía eran tristes intentos de plasmar mi dolor en el papel, por entonces no lo sabía, pero acabé enamorandome de esa sensación.
Con el paso e los años, mis versos mejoraban, aunque cada vez rimaban menos, cada vez decían más... Entonces empecé a firmar como Liebre, todo se convirtió en metáfora y comencé a acompañar los versos de ensayos... entonces comprendí que estaba enganchado, mis palabras comenzaron a decir más de lo que podría explicar, decir escribir, dejó de ser algo más que una afición para convertirse en mi vida. Nunca fui capaz de escribir para otros, no escribo para ser leido, sino para calmar mi alma, ya no hablaba de mi dolor, sino de mi locura, de mi drogadicción por amontonar palabras incomprensibles con sentidos complejos.
Me encanta morir sobre el papel y sentir el dulce sabor de la resignación frente a folio.
Amo el plasmar en papel, lo que mil libros dicen en solo tres palabras.
Escribir, es mi forma de romper con el mundo y desaparecer a mi mundo de confusión, donde mi alma hace puzzles de palabras, intentando firmemente hasta conseguirlo, encontar el sentido del quien soy yo en cada momento de mi dulce locura
Con el paso e los años, mis versos mejoraban, aunque cada vez rimaban menos, cada vez decían más... Entonces empecé a firmar como Liebre, todo se convirtió en metáfora y comencé a acompañar los versos de ensayos... entonces comprendí que estaba enganchado, mis palabras comenzaron a decir más de lo que podría explicar, decir escribir, dejó de ser algo más que una afición para convertirse en mi vida. Nunca fui capaz de escribir para otros, no escribo para ser leido, sino para calmar mi alma, ya no hablaba de mi dolor, sino de mi locura, de mi drogadicción por amontonar palabras incomprensibles con sentidos complejos.
Me encanta morir sobre el papel y sentir el dulce sabor de la resignación frente a folio.
Amo el plasmar en papel, lo que mil libros dicen en solo tres palabras.
Escribir, es mi forma de romper con el mundo y desaparecer a mi mundo de confusión, donde mi alma hace puzzles de palabras, intentando firmemente hasta conseguirlo, encontar el sentido del quien soy yo en cada momento de mi dulce locura
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